miércoles, 28 de julio de 2010

LA MOTIVACIÓN EN EL SALÓN DE CLASES

Por Ian Berrocal Azofeifa

Todos y todas tenemos el poder de elegir. A diario se nos presentan múltiples posibilidades en diversas áreas. Constantemente analizamos, evaluamos información y con base en ello, tomamos decisiones; pero lo cierto del caso, es que el poder elegir una alternativa entre varias, puede marcar un cambio y traer consigo consecuencias favorables o negativas. Como docentes muchas veces hemos elegido el sentimiento de la frustración a consecuencia de impartir una clase donde nos enfrentamos a estudiantes poco participativos y ausentes de compromiso. Pero también, como personas dedicadas a desarrollar el pensamiento crítico, tenemos la obligación ineludible de cuestionarnos a nosotros mismos y procurar no solo identificar las causas de estas conductas, sino también de elaborar soluciones integrales que nos permitan elegir una experiencia diferente.

La enseñanza formal se encuentra en un proceso de constante evolución, de este modo, atravesamos diversos paradigmas que plantean varios modelos que sugieren como se debe enseñar. Todos(as) recordamos la tradicional clase magistral, donde el(la) docente tomaba en sus manos las riendas de la sesión asumiendo un rol protagónico en el proceso, al punto que el(la) estudiante era reducido a un receptor de conocimientos. En la actualidad, los roles se han intercambiado con lo cual se prefiere que el(la) protagonista en el proceso de aprendizaje sea el(la) estudiante, de modo que asuma una posición activa en su propia formación. Pero también es importante considerar que en cierta forma se ha malinterpretado esta inversión de roles, porque usualmente se piensa que ante este modelo, el(la) docente está facultado a alejarse del proceso de enseñanza, lo cual no es correcto, ya que en primer término, el(la) docente debe ser un experto en la materia de la cual es encargado y en segundo lugar, debe ser un(a) director(a) del proceso de aprendizaje de sus estudiantes, teniendo la precaución de no sustituirlos(as) o minimizarlos(as).

Entonces, se nos plantea la siguiente pregunta ¿De que depende la actitud de los(as) estudiantes dentro de un salón de clases? Podríamos pensar que la actitud está sujeta a condiciones intrínsecas a cada persona, lo cual es parcialmente cierto, pero también debemos cuestionarnos, dentro de nuestra función directiva como docentes, ¿qué hacemos para modificar esa actitud? La psicología cognitiva nos enseña que como docentes tenemos la posibilidad de escoger crear en el salón de clases las condiciones necesarias para que los(as) estudiantes se sientan suficientemente motivados, y con ello, comprometidos con su propio proceso formativo. Tradicionalmente se han postulado, desde la perspectiva conductual, los beneficios del reforzamiento y del castigo. No obstante, a partir de los aportes que brindan las neurociencias y un mayor entendimiento del cerebro humano aplicado a la educación, nos hemos hecho conscientes de que el aprendizaje es un fenómeno mucho más complejo de cómo usualmente se le había concebido. Esto implica que los mecanismos de enseñanza tradicionales requieren ser urgentemente sustituidos, pues el entendimiento de la función y la estructura del cerebro, es la base de los nuevos modelos de educación. De esta forma, hoy sabemos que al igual que nuestras computadoras personales se conectan con otras computadoras en una oficina, y estas en un edificio, luego en una región y finalmente a nivel mundial, la información en el cerebro humano se organiza como una gigantesca red de conceptos, ideas y experiencias y cada vez que el individuo se expone a un fenómeno nuevo, el cerebro busca a través de asociaciones, información semejante para asimilar y acomodar los nuevos conceptos, de esta manera, se van formando “ganchos” de información que ligan los esquemas de conocimiento previos con los nuevos y se enriquece la red. Al mismo tiempo, esos “ganchos” de información expresan el sentido que representan los nuevos datos de acuerdo con las vivencias previas del sujeto; aplicado a la educación, el estudiante decide incorporar la nueva información cuando esta tiene sentido y es análoga a sus ideas, experiencias, convicciones y sus propios intereses.

En consecuencia, la motivación también es responsabilidad del(de la) docente. Con ella se explica porque una estudiante decide estar ansiosa en clase o participar activamente en las estrategias de enseñanza. La motivación conlleva asumir compromiso, y el compromiso genera evolución y crecimiento. Barkley (2010) sugiere a los(as) docentes que para obtener este resultado se debe procurar crear un sentido de comunidad en el salón de clases, ya que la interacción con otras personas es una necesidad humana y resulta más cómodo aprender en un ambiente donde además de sentirnos aceptados, también nos sentimos respetados y valorados. Adicionalmente, el compromiso del (de la) docente debe estar enfocado en ayudar a los(as) estudiantes a alcanzar su nivel de potencial óptimo. Ya Vygotsky había desarrollado la teoría de la zona de desarrollo próximo, la cual explica como un estudiante con un andamiaje adecuado se transporta de un nivel de conocimiento inferior a uno superior. En igual forma, el(la) docente, debe procurar que los(as) estudiantes evolucionen y una forma de obtenerlo es creando estrategias de enseñanza que impliquen verdaderos retos y desafíos, y que además, sean divertidas y tengan significado sustancial para el salón de clase apelando a valores compartidos y al trabajo colaborativo a través de los pares. Por último, el autor sugiere que la educación ha de tener una cualidad holística y desde esta perspectiva debemos aprovechar no solamente el intelecto de los(as) estudiantes, sino también sus habilidades psicomotoras y su lado afectivo, pues el aprendizaje no se sitúa solamente en la cognición sino que aprovecha otros componentes de la naturaleza humana, tales como las emociones.

En conclusión, como docentes tenemos el poder de elegir el tener injerencia directa sobre las actitudes y el proceso de aprendizaje de los(as) estudiantes, impregnando el salón de clases con altos niveles de motivación, generando estrategias educativas con significado que involucren a los(as) estudiantes directamente con su propio proceso formativo y en lo fundamental, creando las condiciones necesarias para que la motivación y el aprendizaje activo se fusionen. Un último punto importante es la puesta en marcha de estas ideas requieren además una labor de concienciación en los y las estudiantes sobre su rol en la sociedad, sobre el significado de sus estudios y ante todo, sobre los valores que impregnan las distintas profesiones que se enseñan en los centros de educación superior. No debemos olvidar tampoco que el(la) docente, está llamado a crear las condiciones necesarias, pero también, el(la) estudiante tiene el poder de elegir si las toma o las deja.

Referencia Citada: Barkley, E. (2010). Student Engagement Techniques: A Handbook for College Faculty. San Francisco: Jossey-Bass.

miércoles, 21 de julio de 2010

DIARIOS DE APRENDIZAJE


En esta imagen he ensayado un mapa conceptual como organizador gráfico de la información correspondiente a los Diarios de Aprendizaje.

miércoles, 14 de julio de 2010


En este espacio he colocado la rúbrica de evaluación que he diseñado para una actividad grupal, considerando tres criterios fundamentales: interacción grupal, solución de problemas y toma de decisiones.

La imagen se descarga haciendo click sobre ella y también puede ampliarse para efectos de una mejor lectura.

En virtud de las sugerencias recibidas, he elaborado una nueva rúbrica sustitutiva de la anterior procurando cumplir con los requerimientos.
Esta es la dirección del wiki en el cual hemos participado Paula, Xinia e Ian. En este espacio hemos procurado dar respuesta a la pregunta de como se emplea el aprendizaje colaborativo y el aprendizaje en equipos en el desarrollo del pensamiento crítico y creativo, para lo cual hemos tomado participación en un trabajo grupal virtual.